#! Casting para Veronica I. Williams.

Aquel día la joven Williams no tenía absolutamente nada que hacer, es más, incluso la aburría el hecho de no tener que trabajar, o simplemente, el hecho de ver algún que otro conocido por el burdel. Pero no, aquel día, la joven se encontraba en su apartamento, lejos del trabajo y con toda la tranquilidad que le daba no estar allí. A veces, un poco de respiro la iba genial, en ciertas ocasiones, estar todo el día metida allí la agobiaba por encima de todas las cosas, le resultaba cansino e incluso demasiado agotador, a decir verdad, era un cría de sólo veintitrés años de edad. Terminó de vestirse, poniéndose, unos jeans bastante ajustados y una camisa de botones blancos, bastante bonita y sus tacones, no muy altos, para así poder salir a dar una vuelta, a disfrutar del aire puro, de todas formas, ni iba a tener visita ni la iban a esperar. ¿Que más podía hacer una tarde como aquella? Seguro que algo podía comprarse en algunas de esas adorables tiendas de la ciudad, que tanto la gustaban, es más, llegaba a volverse loca en ellas.

Se había pateado la ciudad entera, más bien, todas las tiendas de marca que había visto en su pequeña escapada, se encontraba feliz y llena de vitalidad. Había logrado comprar varios conjuntos , bastante exquisitos, de lencería, algún que otro vestido de calidad y por supuesto, tacones, de los más altos que había podido encontrar, eran su pasión, estaba claro. Veronica caminaba por las calles de la ciudad, observando, cada tienda, cada pastelería, cada perfumería, todo la agradaba, en el fondo, era una pequeña niña a la cual la habían robado su inocencia, pero aún así tenía que seguir adelante, no la quedaba otra, tenía que conseguir dinero, fuera como fuera. Paró en una sutil y elegante cafetería y se pidió un capuccino, mientras huía rápidamente de un par de jóvenes, los cuáles eran fijos en el burdel y alguna que otra vez la habían visto por allí, no tenía ganas de verlos, ni mucho menos, estaba dispuesta a que algún que otro insulto se colará por sus oídos, estaba claro que no.

Un último suspiro y la joven se encontraba caminando hacía su apartamento, no tenía que trabajar hasta la noche, así que así podía aprovechar para meditar ella sola, sin nadie que la agobiara. Giró la llave y entró por la puerta, dejó las bolsas en el salón mientras sus pasos se centraban en ir directa hacía su habitación, se sentó en el borde de la cama y dejó que miles de pensamientos circularan por su mente. ¿Cómo había podido acabar así? ¿Y encima quería convertirse en prostituta para ganar más? ¿Pero, que demonios la pasaba? Estaba claro que tenía que pagar sus estudios y si no encontraba otra manera de hacerlo, sólo la quedaba esa, ella no tenía la culpa de que sus padres no pudieran pagárselos. Suspiró levemente y se dejo caer sobre la cama, observando el techo y cerrando los ojos lentamente, llegando así a dormirse.