Casting para Thomas N. Cardew

Básicamente me resulta interesante el hecho de que Thomas no conozca nada de lo que pasa a su alrededor, precisamente en su propia casa ya que desconoce la profesión del padre, y cómo eso puede jugar en el rol al ser el centro de la trama. También llama mi atención su relación con Margaret, de por sí el enamorarse de su mejor amiga es complejo, por la simple y básica duda de no saber si es correspondido y de no querer arruinar la relación que ambos tienen, mucho más aún cuando del otro lado hay una persona sentimentalmente tan complicada como Margaret.

Decir que aquel día había empezado mal era realmente lo mínimo que podría acotar al respecto, en primer lugar, casi no había podido dormir en toda la noche, el hecho de que aún no me atreviese a concretar aquello que desde hacía tanto tiempo pensaba y planeaba de una y mil formas realmente me estaba taladrando la cabeza, mis neuronas parecían pedirme clemencia de una buena vez, pero mi coraje seguía sin querer hacerse presente, ¿quién lo diría, cierto? Thomas Nathan Cardew Bettaglio, el cuasi perfecto, el de los inigualables modales, aquél que posee el dinero suficiente para controlar un país entero, el carismático, agradable, interesante y cuantos adjetivos se le pudiesen ocurrir a uno para exagerar, ¿quién podría creer ó siquiera imaginar que ese mismo sujeto en estos precisos momentos estuviese sufriendo lo que comunmente se llama "mal de amores"? Nadie en realidad, básicamente porque ese era mi secreto mejor guardado, ese que nadie sabría, no al menos hasta que pudiese juntar el valor suficiente como para enfrentar lo que me sucedía.

Las preguntas eran siempre las mismas ¿cómo? ¿por qué? ¿cuándo? ¿dónde? y básicamente, ¿cuántos minutos seguidos podría ella quedarse en silencio con la mirada perdida luego de que le confesara lo que me hacía sentir? muchos seguramente, mas de los que incluso podía llegar a imaginar, sin contar que ese hecho posiblemente pudiese provocar que Margaret comenzara a poner excusas para no vernos. Sacudí mi cabeza en un vano intento de alejar esos pensamientos, tomé mi almohada y en el mismo movimiento la hundí contra mi rostro, me froté los ojos... nada, absolutamente nada parecía suficiente para dejar de pensar única y exclusivamente en ella, y en realidad poco o nada importaba cuanto me lo negara o como ansiara tán sólo intentar olvidar, nada de eso importaba porque ella no dejaba de dar vueltas en mi cabeza, tanto cuando estaba cerca suyo, como cuando no, cuando la nombraban ó simplemente cuando como en estos momentos, no podía quitarmela de la cabeza.

No importaban que cosas sucedieran, ni que sorpresas pudiese darme la vida, no importaba tampoco cuanto cambiara el mundo, las personas, las situaciones, porque había algo de lo que podía estar completamente seguro, jamás cambiaría, y eso era lo que por ella sentía, no entendía realmente cómo, no comprendía por qué tenía que ser justamente ella, pero sí sabía una cosa, de alguna forma que no alcanzaba a comprender, ella había pasado a ser parte de mi, una completamente imprescindible y fundamental para mi día a día, ni siquiera tenían importancia sus radicales cambios de humor, el que un día pareciesemos inseparables y al otro me mirara mal, el simple hecho de que lo hiciera me alcanzaba, por mas deprimente que eso sonara, aún mantenía una esperanza, sin fundamento posiblemente, pero al menos todavía la tenía.

Entre esos pensamientos debí comenzar mi día, tomando una rápida ducha y cambiándome bastante apurado, no había tenido en cuenta lo rápido que me había pasado la hora, si bien no dejaba de pensar lo mucho que el sueño me iba a costar luego de unas cuantas horas, ni cómo posiblemente terminara durmiendo en plena clase. Salí de mi habitación, caminando velozmente por los pasillos de mi casa, casi olvidaba que debía hablar con mi padre, pero como debía sucederme para hacer el día aun mas grato, no podía encontrarlo, caminaba entre los pasillos y escaleras mientras marcaba en mi móvil su número, al menos así me ahorraría el seguir buscándolo en la casa si él ya había salido.